miércoles, 23 de marzo de 2011

Curiosidades: El Mar de Aral.

Recientemente he estado leyendo acerca de un mar situado en Asia, entre Kazajistan y Uzbekistan llamado Mar de Aral y no he podido menos que sorprenderme... y es que, este mar, podría ser llamado, sin miedo a equivocarse en absoluto, más que mar "ex-mar". ¿Por qué ex-mar? Veámoslo.

El Mar de Aral, se trata de un mar interior, que hasta los años 60 era considerado el mayor lago del mundo con un área cercana a los 68.000 Km cuadrados. Sin embargo, los innumerables trasvases de agua desde los ríos que desembocaban en él, han ido desecándolo hasta convertirlo en casi un completo desierto. Al mismo tiempo el efecto de numerosos vertidos y pruebas armamentísticas han acabado provocando que las aguas restantes del Mar de Aral se vean gravemente contaminadas. Este implacable proceso ha acabado convirtiendose en una de las catástrofes ecológicas más duras de la Tierra.

En esta imagen se puede apreciar como ha variado el nivel del agua en el Mar de Aral desde 1989 a 2008.
A día de hoy, el Mar de Aral, no sólo está muy lejos de ser el mayor lago del mundo, habiendo sido reducida su superficie en torno al 60% y su volumen de agua casi el 80%, si no que sin embargo su salinidad ha aumentado notablemente destruyendo casi completamente el ecosistema.

Diversos proyectos han sido planteados para intentar salvar lo que queda del Mar de Aral, contruyendo canales para garantizar un flujo de agua dulce, sin embargo, el antiguo Mar, ha acabado convirtiéndose, a medida que bajaba el nivel del agua, en dos mitades separadas de las cuales, la mitad norte está intentado recuperarse, habiendo sido la mitad sur abandonada a su suerte, convirtiéndose en un enorme desierto de elevada salinidad.

Este enorme desierto que era el Mar de Aral sur, ha dado como resultado enormes llanuras de sal, en ls cuales se producen tormentas de arena que están afectando notablemente al clima de la zona, con inviernos cada día más fríos y veranos más calurosos. Por si fuera poco, la altísima salinidad de las aguas restantes provoca un efecto en el cual las aguas dulces que llegan al mar, apenas se mezclan con las más saladas que tienden a irse al fondo. De este modo, se crean dos capas de agua, una inferior completamente salina y una superior de agua dulce. Las crecientes temperaturas del verano, hacen que de todo el agua del mar, sólo se caliente la zona superior de agua dulce, causando una continua evaporación del agua menos salina y acelerando cada vez más el proceso.

Al mismo tiempo que la catástrofe ecológica, ha sucedido una enorme catastrofe humana: La salud de los habitantes de la zona se ha visto afectada por la enorme salinidad de la zona, que afecta a los cultivos provocando numerosas formas de cancer. Al mismo tiempo, el enorme puerto pesquero de Moynak, en Uzbekistan, que sustentaba a más de 60.000 personas ha acabado distando varios kilómetros del actual nivel del agua, haciendo que decenas de barcos estén abandonados en el suelo de un desierto que antes era una gran extensión de agua y haciendo quebrar la industria pesquera de la zona dando lugar a varias ciudades fantasma.
Barcos encallados en el Mar de Aral.
Aunque cada día se dan nuevos pasos para evitar más aún la degradación ecológica de la zona, la visión del enorme desierto salino donde antes había un gran mar resulta desalentadora y no parece viable que volvamos a ver recuperarse la zona a como estuvo hace tan sólo medio centenar de años. De hecho, se estima que la zona occidental del Mar de Aral habra desaparecido completamente en unos 10 años, y que sólo la zona oriental podrá ser mantenida, pero de forma precaria.

Ahora que la tragedia de Japón nos queda tan reciente y todos nos hemos sobrecogido ante el temor de una catastrofe nuclear, la pregunta que uno no puede evitar hacerse es ¿Hasta dónde es viable el daño le estamos haciendo al planeta? y por encima de todo ¿Qué daño nos estamos haciendo a nosotros mismos?