Como ya he comentado en otro post, en el que hablaba acerca de la campaña orquestada por Carrefour y sus bolsas de plástico, no soy muy propenso a dar opiniones a traves de este medio. No obstante, hay días en los que uno escucha alguna noticia y no puede evitar que la broten las ideas por lo mismísimos poros de los dedos.
El tema que me ha hecho saltar hoy, no es otro que la noticia de que pronto emplearán en los aeropuertos unos nuevo escáners donde podrán ver mediante rayos X la composición de nuestro cuerpo, un poco como vernos desnudos. Esto incluirá la capacidad de detección de implantes tanto protésicos como estéticos, al igual que piercings y demás.
Este tema que de por si no me escandaliza más que muchos otros, lo que ha hecho es hacer saltar la válvula de escape acerca de todo lo que está sucediendo alrededor de todo lo que implica los vuelos en avión.
Me parece indignante la forma en que nos tratan, mueven, usan (y sin duda abusan) las compañias aéreas y la farándula que rodea a los aviones y aeropuertos, hasta el punto de habernos convertido, como dice el título del post, en meros borregos con alas.
La coña, por llamarla de alguna manera, comienza cuando uno intenta comprar su billete de avión. Las tarifas casi siempre abusivas ya ni nos molestaremos en mentarlas, así como lo variable de precios, fechas y disponibilidad de vuelos que consiguen que planificar un viaje se convierta en una inmensa partida de Tetris en su versión espacio-temporal, para conseguir cuadrar horas imposibles con precios impensables sin hacernos perder más de tres días en llegar a destino.
Cuando uno ya tiene elegido su billete, se da cuenta de que el precio no es el precio final, ¡ni mucho menos!. Unos cargos variables, que cambiarán dependiendo del estado de la luna, del día del mes y de la frecuencia con que nos lavamos las orejas, se nos sumarán por una cantidad aleatoria no inferior a 30€ en algo llamado "tasas aeroportuarias y cargos de combustible".
Vamos, es como si fueramos a comprar pan y nos cobraran 10 céntimos más por gastos de harina indirectos.
La siguiente barrabasada, surge como la extraña consecuencia de lo que algunos llaman low cost, y que han logrado hacer pasar de "bajo coste" a "alto precio y altas complicaciones". En este momento de nuestra historia resulta que se nos cobran los equipajes aparte, con unas tarifas que ya ascienden a 20 € por equipaje y trayecto. Es decir, ida y vuelta, son 40 eurillos por persona.
Pero la fiesta no termina ahi, porque también nos cobran elegir los asientos. ¿Y que implica ésto? pues nada más y nada menos, que si los que viajan son más de uno, y como suele ser normal quieren ir juntos... o pagan los 2€ por asiento, persona y trayecto o te "eligen" ellos el asiento. Garantizada está, por si alguien lo dudaba, que su aleatoria forma de sentarte está realizada mediante complicados algoritmos que siempre harán que cada persona esté situada lo más lejos posible de su acompañante.
Uno podría tener la optimista sensación de que bueno, esto es todo. Pero no, la cosa no termina allí. Resulta que una vez elegido el billete convenido, sumado los 40 euros de las maletas y los 4 de los asientos, nos clavan cerca de 20 € más en concepto de algo llamado "Emisión de billetes".
-¡Pero oiga! si el billete lo imprimo yo con mi impresora y mi humilde tinta....
Pues da igual, tu no sabes lo caro que es emitir un billete ¿¿incredulidad, sorpresa, odio??.
Y cuando uno ya, resignado, se dispone a pagar y saca la VISA con mano temblorosa, el remate final con triple tirabuzón:
-Si desea pagar con VISA son 8€ más.
-Si desea pagar con VISA Electron, son 4€ más.
-Si desea pagar con Mastercard son 5€ más.
Y ahí ya es cuando se me caen los ojos al suelo y digo... ¡joder, que modernos somos! Nos cobran por pagar. Y sí, así es. Esa extraña tasa que se llama emisión de billete, no debe incluir las costosas operaciones con las que ellos deberán dejarnos introducir el número de nuestra indigna VISA y coger nuestro más indigno aún dinero...¡demasiado poco nos cobran por tan ingrata tarea!
Una vez ya sableados convenientemente, llega el siguiente punto de nuestra odisea...¡Llegar al aeropuerto!
Un aeropuerto, es un sitio que vivas donde vivas siempre está lejos, incluso aunque estés al lado y no puedas dormir con el ruido de lo aviones, habrá un único camino para llegar que te hará alejarte 10 km antes de poder acceder, así que olvidate de ir caminando.
Resulta que cualquier medio de transporte que te lleve hasta tu aeropuerto más cercano (es un decir), costará de media entre un 200% y un 500% más caro que el mismo transporte recorriendo la mima distancia en sentido contrario.
Esto es, si coger un taxi a 10 Km te cuesta 8€, ir al aeropuerto a 10 Km te costara facilmente 30€.
Así que como vemos, y si hay alguien que haya ido haciendo la suma, desde que eliges tu billete a un precio de pongamos 80€ hasta que llegas al aeropuerto, habras pagado una cantidad real de más del doble. Eso sin contar la pérdida de tiempo, porque señores... El avión, el transporte del futuro, el modo de locomoción más rápido del planeta... necesita que llegues unas dos horas antes.
Ya se que no suena lógico, pero es así. Coges el metro y llegas con 1 minuto y raspao, coges el tren y llegas unos 20/30 minutos antes, pero eso si, coges un avión y hay que ir dos horas antes.
Lo triste del caso, es que luego siempre sales 20 o 30 minutos más tarde de tu hora "por llegada tarde del avión programado!...¡pues no hay quien lo entienda".
Pasaré por alto los cachondeos de facturar las maletas en colas infinita con empleados incompetentes que trabajan a ritmo de vals mientras se rien en nuestras caras. Pasaré por alto también, los 300 kilómetros caminando que hay que recorrer por el aeropuerto para llegar hasta los controles... pero no pasaré por alto este circo nuevo que se han inventado y que se llama...
¡Pasar el arco de seguridad!.
Para quien nunca lo haya probado, la maniobra es sencilla: Consiste en hacer una cola mientras haces malabarismos para transportar todas tus posesiones personales dentro de un cajón de plástico, intentas no perder los pantalones (el cinturón también hay que quitárselo), y llevar en la boca (o en la tercera mano quien la tenga) el DNI y la tarjeta de embarque.
Una vez hecho esto pasaremos por un arco que me recuerda a la escena de la esfinges de la Historia Interminable, que decidirá si somos dignos o no, de recibir un estupendo cacheo corporal a manos de unos "amabilísimos" Guardia Civiles.
Si tienes suerte, no te obligarán abrir todas tus bolsas, ni a descalzarte y a hacerte caminar sobre unos ridículos patucos de plástico, como los de probarse calzado en las zapaterias cuando no llevas calcetines. Eso sí, que nadie lo dude...¡Es por nuestra seguridad!.
En el metro nos pueden atracar, golpear, apuñalar, poner una bomba, lanzar gases químicos, apedrear, violar y hasta nos pueden casar con alguna manceba en edad de merecer... Eso sí, en el avión, por alguna razón está muy mal visto que la gente inicie agresivas revueltas con botellas de agua y botecitos de desodorante. Es por eso que está totalmente prohibido la entrada de bebidas o líquidos al avión.
Uno, que tiene buena fe, pensó en su momento: "Claro, es por si llevas algún explosivo que se pueda detonar con algún líquido, o algún tipo de gas tóxico que se active al contacto con el agua..."
Pero coño, resulta que pasas los controles y te venden desde botellas de cristal aptas para degollar a toda una tripulación, a bebidas alcohólicas de todo tipo, líquidos varios, mecheros, tabaco y demás... claro está, a precios libres de impuestos; Eufemismo del siglo XX y XXI que significa 7 veces más caro de lo normal y sin declarar nada.
Finalmente, asqueado, humillado, puteado, te sientas en tu estrecho asiento del avión rezando para que el de delante no eche el respaldo de su asiento para detrás, para no ser víctima de un overbooking, para no tener 4 horas de retraso, para que no nos pierdan las maletas...etc mientras piensas: Somos imbéciles, nos dejamos hacer lo que quieran...¡Nunca más cojo un avión!.
Por desgracia, más tarde o más temprano nos tocará repetir la experiencia y sentirnos una vez más...¡Borregos con alas!
El tema que me ha hecho saltar hoy, no es otro que la noticia de que pronto emplearán en los aeropuertos unos nuevo escáners donde podrán ver mediante rayos X la composición de nuestro cuerpo, un poco como vernos desnudos. Esto incluirá la capacidad de detección de implantes tanto protésicos como estéticos, al igual que piercings y demás.
Este tema que de por si no me escandaliza más que muchos otros, lo que ha hecho es hacer saltar la válvula de escape acerca de todo lo que está sucediendo alrededor de todo lo que implica los vuelos en avión.
Me parece indignante la forma en que nos tratan, mueven, usan (y sin duda abusan) las compañias aéreas y la farándula que rodea a los aviones y aeropuertos, hasta el punto de habernos convertido, como dice el título del post, en meros borregos con alas.
La coña, por llamarla de alguna manera, comienza cuando uno intenta comprar su billete de avión. Las tarifas casi siempre abusivas ya ni nos molestaremos en mentarlas, así como lo variable de precios, fechas y disponibilidad de vuelos que consiguen que planificar un viaje se convierta en una inmensa partida de Tetris en su versión espacio-temporal, para conseguir cuadrar horas imposibles con precios impensables sin hacernos perder más de tres días en llegar a destino.
Cuando uno ya tiene elegido su billete, se da cuenta de que el precio no es el precio final, ¡ni mucho menos!. Unos cargos variables, que cambiarán dependiendo del estado de la luna, del día del mes y de la frecuencia con que nos lavamos las orejas, se nos sumarán por una cantidad aleatoria no inferior a 30€ en algo llamado "tasas aeroportuarias y cargos de combustible".
Vamos, es como si fueramos a comprar pan y nos cobraran 10 céntimos más por gastos de harina indirectos.
La siguiente barrabasada, surge como la extraña consecuencia de lo que algunos llaman low cost, y que han logrado hacer pasar de "bajo coste" a "alto precio y altas complicaciones". En este momento de nuestra historia resulta que se nos cobran los equipajes aparte, con unas tarifas que ya ascienden a 20 € por equipaje y trayecto. Es decir, ida y vuelta, son 40 eurillos por persona.
Pero la fiesta no termina ahi, porque también nos cobran elegir los asientos. ¿Y que implica ésto? pues nada más y nada menos, que si los que viajan son más de uno, y como suele ser normal quieren ir juntos... o pagan los 2€ por asiento, persona y trayecto o te "eligen" ellos el asiento. Garantizada está, por si alguien lo dudaba, que su aleatoria forma de sentarte está realizada mediante complicados algoritmos que siempre harán que cada persona esté situada lo más lejos posible de su acompañante.
Uno podría tener la optimista sensación de que bueno, esto es todo. Pero no, la cosa no termina allí. Resulta que una vez elegido el billete convenido, sumado los 40 euros de las maletas y los 4 de los asientos, nos clavan cerca de 20 € más en concepto de algo llamado "Emisión de billetes".
-¡Pero oiga! si el billete lo imprimo yo con mi impresora y mi humilde tinta....
Pues da igual, tu no sabes lo caro que es emitir un billete ¿¿incredulidad, sorpresa, odio??.
Y cuando uno ya, resignado, se dispone a pagar y saca la VISA con mano temblorosa, el remate final con triple tirabuzón:
-Si desea pagar con VISA son 8€ más.
-Si desea pagar con VISA Electron, son 4€ más.
-Si desea pagar con Mastercard son 5€ más.
Y ahí ya es cuando se me caen los ojos al suelo y digo... ¡joder, que modernos somos! Nos cobran por pagar. Y sí, así es. Esa extraña tasa que se llama emisión de billete, no debe incluir las costosas operaciones con las que ellos deberán dejarnos introducir el número de nuestra indigna VISA y coger nuestro más indigno aún dinero...¡demasiado poco nos cobran por tan ingrata tarea!
Una vez ya sableados convenientemente, llega el siguiente punto de nuestra odisea...¡Llegar al aeropuerto!
Un aeropuerto, es un sitio que vivas donde vivas siempre está lejos, incluso aunque estés al lado y no puedas dormir con el ruido de lo aviones, habrá un único camino para llegar que te hará alejarte 10 km antes de poder acceder, así que olvidate de ir caminando.
Resulta que cualquier medio de transporte que te lleve hasta tu aeropuerto más cercano (es un decir), costará de media entre un 200% y un 500% más caro que el mismo transporte recorriendo la mima distancia en sentido contrario.
Esto es, si coger un taxi a 10 Km te cuesta 8€, ir al aeropuerto a 10 Km te costara facilmente 30€.
Así que como vemos, y si hay alguien que haya ido haciendo la suma, desde que eliges tu billete a un precio de pongamos 80€ hasta que llegas al aeropuerto, habras pagado una cantidad real de más del doble. Eso sin contar la pérdida de tiempo, porque señores... El avión, el transporte del futuro, el modo de locomoción más rápido del planeta... necesita que llegues unas dos horas antes.
Ya se que no suena lógico, pero es así. Coges el metro y llegas con 1 minuto y raspao, coges el tren y llegas unos 20/30 minutos antes, pero eso si, coges un avión y hay que ir dos horas antes.
Lo triste del caso, es que luego siempre sales 20 o 30 minutos más tarde de tu hora "por llegada tarde del avión programado!...¡pues no hay quien lo entienda".
Pasaré por alto los cachondeos de facturar las maletas en colas infinita con empleados incompetentes que trabajan a ritmo de vals mientras se rien en nuestras caras. Pasaré por alto también, los 300 kilómetros caminando que hay que recorrer por el aeropuerto para llegar hasta los controles... pero no pasaré por alto este circo nuevo que se han inventado y que se llama...
¡Pasar el arco de seguridad!.
Para quien nunca lo haya probado, la maniobra es sencilla: Consiste en hacer una cola mientras haces malabarismos para transportar todas tus posesiones personales dentro de un cajón de plástico, intentas no perder los pantalones (el cinturón también hay que quitárselo), y llevar en la boca (o en la tercera mano quien la tenga) el DNI y la tarjeta de embarque.
Una vez hecho esto pasaremos por un arco que me recuerda a la escena de la esfinges de la Historia Interminable, que decidirá si somos dignos o no, de recibir un estupendo cacheo corporal a manos de unos "amabilísimos" Guardia Civiles.
Si tienes suerte, no te obligarán abrir todas tus bolsas, ni a descalzarte y a hacerte caminar sobre unos ridículos patucos de plástico, como los de probarse calzado en las zapaterias cuando no llevas calcetines. Eso sí, que nadie lo dude...¡Es por nuestra seguridad!.
En el metro nos pueden atracar, golpear, apuñalar, poner una bomba, lanzar gases químicos, apedrear, violar y hasta nos pueden casar con alguna manceba en edad de merecer... Eso sí, en el avión, por alguna razón está muy mal visto que la gente inicie agresivas revueltas con botellas de agua y botecitos de desodorante. Es por eso que está totalmente prohibido la entrada de bebidas o líquidos al avión.
Uno, que tiene buena fe, pensó en su momento: "Claro, es por si llevas algún explosivo que se pueda detonar con algún líquido, o algún tipo de gas tóxico que se active al contacto con el agua..."
Pero coño, resulta que pasas los controles y te venden desde botellas de cristal aptas para degollar a toda una tripulación, a bebidas alcohólicas de todo tipo, líquidos varios, mecheros, tabaco y demás... claro está, a precios libres de impuestos; Eufemismo del siglo XX y XXI que significa 7 veces más caro de lo normal y sin declarar nada.
Finalmente, asqueado, humillado, puteado, te sientas en tu estrecho asiento del avión rezando para que el de delante no eche el respaldo de su asiento para detrás, para no ser víctima de un overbooking, para no tener 4 horas de retraso, para que no nos pierdan las maletas...etc mientras piensas: Somos imbéciles, nos dejamos hacer lo que quieran...¡Nunca más cojo un avión!.
Por desgracia, más tarde o más temprano nos tocará repetir la experiencia y sentirnos una vez más...¡Borregos con alas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario